Comentarios y Críticas


Los sueños quedan atrás

Déjame tener miedo

El miedo es un negocio

Así es la cosa

Un día con su excelencia

Temprano despunta el día

Adiós, Doris

El himno nacional

Otras menciones

Así es la cosa

Antonio Skármeta, Revista Araucaria.
"...Un ejemplo de responsabilidad, de ética en un escritor lo da Fernando Jerez, en los cuentos de Así es la cosa, donde prueba que no es necesario hacer literatura política, ni siquiera veladamente, para hacerse cargo de la objetivamente difícil realidad chilena después del golpe. Su notable cuento Las calles describe la situación de jóvenes cesantes que recorren las calles de Santiago en vanas jornadas de búsqueda de trabajo. Cuando finalmente encuentran algo ocasional, venta de libros, terminan engañados por el distribuidor. El cuento culmina cuando, desmora­lizados tras vacilaciones deciden visitar a una amiga "buena gente", donde quizá hallarán slgo de tomar, comer y un poco de amistad. Cuando la puerta de su departamento se abre, los amigos cesantes alcanzan a vislumbrar que el living ya está repleto de gente.
Jerez es un narrador que se mueve en la realidad atento a sus matices. Sea en una historia de amor o en una disparada ilógica de alusiones secretas, se ve, se siente y se aprecia a Chile y su gente, las humillaciones mostradas en hechos reales sin comentarios patéticos ni malintencionados. La sobriedad de Jerez es consecuencia de una adecuada moderación de sus recursos, donde se atiende más a destacar lo común de una experiencia humana que su singulari­dad anecdótica."

 Miguel Donoso Pareja, Diario El día, México, 1975
"...Un escritor de pulso nervioso, veloz, a partir del cual la mano corre fluidamente, como en un vértigo. Son ocho cuentos cuya estructura se sustenta en la respiración narrativa, una respiración que es fresca, joven, muy ligada a lo circunstancial, pero revitalizándolo con un lenguaje ágil, en ciertos momentos juguetón, que nos lleva casi sin que lo sintamos hacia desenlaces más o menos previstos, pero que no molestan, porque lo que importa a la postre, es el "ir diciéndonos" más que lo dicho. En otras palabras, son cuentos que se saborean en su palpitación actual, en su textura. La lectura, pues, es grata, se goza, aún con algún cuento por allí, como La canción de los pollitos (uno de los mejores) que trascien­de esta característica(...) Así es la cosa es un excelente libro de cuentos (entre los cuales In memoriam es uno de nuestros preferidos)...

Jerez no es cualquier narrador, sino un narrador que sabe lo que hace, que tiene una voz muy particular y nos pone en contacto con un cúmulo de vivencias personales no tan distintas de muchas de las que nos acompañan en nuestra cotidianidad..."

Francisco Zendejas, Diario Excelsior, México, 23.11.1975
"...La vida se comprime a unas cuantas exhalaciones de aire y se inhibe en unas cuantas calles de los suburbios santiaguinos. Magistrales nos parecen los cuentos denominados Toque de queda y Paola, yo te amaba.

Alfonso Calderón, Prólogo al libro Así es la cosa, 1983
"Cada texto de Fernando Jerez es una ilustración de un hecho concreto en un tiempo concreto, lo cual no invalida la proposi­ción de ese tiempo del mito que nos permite insertarnos en él y unirnos a estas criaturas desventuradas o felices, ennoblecidas aún en las desdichas y en la soledad. A veces, nos detenemos en la frontera, o creemos que Jerez se aproxima a lo indecible, pero el trozo de vida brilla. Aquí reluce  todo lo que eso oro, porque las grietas de la historia o los espacios sociales, a veces presentados con el tinte romántico, surgen inesperadamente del contacto de los protagonistas de los cuentos con la previsible realidad.
Si a veces las narraciones registran un suceso de humilla­ción, un infortunio o un prolijo enigma derivado del aquí y del ahora, el hombre sigue siendo la medida de todas las cosas, y ese punto de ternura, con los frutos de la esperanza, consolidan la belleza de relatos en los cuales pequeños datos o informaciones cotidianas ponen en juego la memoria colectiva, activando la participación de quien lee.
Jerez no tiene miedo de contar, uniéndose a quienes patroci­nan un retorno a una modalidad de relato que reincorpore -más allá de la necesidad de índole experimental- la alegría de narrar, manejando la intriga, la solidez de los personajes, la luz y la oscuridad del mundo, en una creciente línea de interés y emoción..."

Jorge Marchant, Diario La segunda, 16.12.83
"...Así es la cosa, fue anteriormente publicado en México, pero las átmosferas, el lenguaje y sus personajes fueron captados por el autor en el Santiago de 1974; un Santiago impreciso, inquieto, en donde cualquier hecho puede tener un desenlace imprevisto. Y así sucede en los cuentos de Jerez.
De partida, en In memoriam, a mi juicio, el mejor relato del volumen, con ese desesperado narrador que vive por los ojos y las acciones de su hermano Ricardo, aquel que huyó de la casa paterna para encontrar cruel destino junto a Kathia Johnson (ex Catalina, vendedora de farmacia), elevada al pedestal de falsa estrella. No menos dura -y más cruel- es la historia de Avilés en La canción de los pollitos, título ingenuo para un relato brutal y profundo sobre la tortura. La nostalgia, nada de bonda­dosa, vuelve con Paola yo te amaba, y las atmósferas de excep­ción encuentran su mejor escenario en un edificio de departamen­tos durante una noche en Toque de queda.
Son cuentos bien narrados, sutiles, escritos sin distancia del tiempo objetivo en que transcurren, pero elevados de lo casi pedestre por el talento de un escritor que descubre magia, misterio y dolor en materias muy cercanas e innobles".

Antonio Rojas Gómez, Diario Las últimas noticias,  23.03.84
"...Quien está en el negocio de los libros es  porque los ama. Para quien los edita, venderlos es indispensable para subsistir, como comer papas.
Y una de esas empresas criticadas con acidez, a veces sin nombrarlas, acaba de editar un magnífico libro de cuentos, de los mejores que se han publicado en el último tiempo en Chile, y que merece tener muchos, muchísimos lectores. La editorial es Cerro Huelén. El libro, Así es la cosa. El autor, Fernando Jerez. Se trata de un libro maduro, de un escritor serio, con oficio, que trabaja sus relatos en los que no falta ni una sola palabra, y que reflejan una rica sensibilidad que facilita la comunicación autorlector (...) Es una forma de abrir camino, para llegar a libros verdaderamente importantes, como Así es la cosa, que es un regalo para los amantes de la buena literatura y reivindica a Ediciones Cerro Huelén..."

José Luis Rosasco, Radio Cooperativa, 31.12.83
"...La mayoría de estos cuentos, entonces, abren para el lector un tramo de vida para sus protagonistas, un tramo que queda al descubierto, al desnudo, gracias al corte transversal que el narrador ejecuta en el tejido de cada historia. Así ocurre cuando vemos desfilar a un trío de cesantes jóvenes que oscilan entre el drama y la picaresca. Así también cuando asistimos a un interroga­torio en el cual el sadismo no se escatima. Los persona­jes de este tipo de cuentos son más bien dibujos genéri­cos, el autor no intenta penetrar en la riqueza de los mundos individua­les sino que su propósito es otro: el de poner sobre el escenario seres planos que se exaltan por la tensión de lo que les ocurre. El ritmo narrativo de Fernando Jerez está lleno de pulso y agitación y su forma es casi del todo coloquial, lo cual redunda en beneficio del lector que  se desliza por los textos sin tropiezos y sin que asome una brizna del tedio que la obviedad de algunas de sus historias podrían haberle suscitado. Estamos ante un autor, por lo menos en este libro, cuya soltura narrativa suele ser superior a sus propios objetivos temáticos, a sus claras intencionalidades. En el cuento Paola yo te amaba, Jerez va más allá de los hechos, salta sobre la superficie del aconte­cer, pasa el umbral piel adentro de un protagonista de catorce años y extrae de su temprano estremecimien­to erótico una soledad singular en la que el lector siente el sabor amargo de un prime­rizo desencuentro amoroso. En el cuento La canción, se esboza con contagioso calor  humano..."

Luisa Ulibarri, Revista Mundo Dinners Club, Febrero, 1984
"...Este conjunto de nueve cuentos revela nuevamente en Jerez al autor callado, sin estridencias, pero que se las trae en materia literaria. Humano hasta la médula, a ratos chisposo y melancólico, Jerez se incrusta en la realidad urbana: hombres cesantes, hombres aplastados, nostálgicos amantes. Nada de panfleto o contingencia per se: razones convincentes y una aguda observación de la vida, no desprovista de ternura en cuentos sobresalientes como Las calles, Paola yo te amaba y La canción de los pollitos...

Francisca Bertoglia, Revista Clan, Marzo, 1984
"...Los narradores de los nueve cuentos de este volumen nos conectan con mundos fragmentados entre las ilusiones de sus personajes y la realidad donde se mueven, opresiva, mezquina y asfixiante.
Hay un juego constante y doloroso entre la represión social y la libertad personal de seres buscando valorarse a través de modelos impuestos, de ídolos de pacotilla y un rechazo demencial a la propia verdad. Una ceguera a la opción digna, también posible dentro de las peores situaciones.
El cuento El traje, segundo en el texto, se organiza en torno a una anécdota simple: un modestísimo empleado anhela procurarle a su hija un matrimonio "como se debe", con ropa adecuada para ella y para sí mismo. Cada patético detalle de su batalla por lograr sus objetivos desnuda la miseria y mediocridad de vidas sin posibilida­des de acceso real a lo anhelado. Insisten con porfía en "ser como eso o aquello", ciegos para vislumbrar una vía de solución original y aterrizada.
Todas las narraciones presentan elementos de fuerte realismo social y tienen como referente un sistema sociocultural represivo cuyos efectos son interpretados desde la perspectiva de quienes los padecen.
El lenguaje es veloz,, fluido y coge el interés del lector en forma constante desde la primera a la última página. Valioso aporte a la narrativa chilena actual..."

Martín Cerda, Canal 11 TV, 28.04.1984
"...Fernando Jerez es un narrador exigente, aplicado respon­sablemente al lenguaje que emplea, pero sin caer en un lenguaje hermético, demasiado artificioso, sino que siempre está trabajan­do a partir de la vida cotidiana, es decir, esa realidad que a diario se enmascara y se devela como consta en algunos de los mejores relatos de este libro, más precisamente en los cuentos titulados El traje, La canción de los pollitos, Paola yo te amaba y, sobre todo, Las calles (...) En él se reconcilian, pues, la responsabi­lidad de la forma, y la responsa­bilidad con la vida que es esencial a todo escritor que se estime como tal..."

Poli Délano, Diario Excelsior, México, D.F., 12.02.84
"...Soy admirador de Jerez y creo que los cuentos de este volumen deberían haberse conocido en Chile hace diez años. Constituyen, a mi parecer, el primer registro del estado de  ánimo que dominó a gran número de santiaguinos a partir de(...)
La humillación, los horrores de la tortura, la obligada cesantía, las limitaciones del toque de queda, las formas más sutiles de la represión, todos estos elementos que los chilenos en términos generales desconocían, aparecen expresados como en sordina en los cuentos de Jerez, uno de los escritores más sensibles a las vibraciones de orden social (...) El miedo es un negocio se publicó primero en Chile, por Editorial Quimantú, en tiro de treinta mil ejemplares. Después apareció en Argentina, promovido por uno de los más destacados novelistas de se país, Osvaldo Soriano. Traducida al alemán y publicada en la RDA, cautivó a los lectores y arrancó serios elogios de la crítica. Así es la cosa cautivará al lector chileno que es, por norma general, sensible y alerta. Y pondrá uns vez más en órbita a un escritor que merece un lugar destacado en la primera fila..."

Escritora chilena Miriam Bustos, desde Costa Rica el 24 de enero de 1984
Como sucede siempre con un volumen de cuentos, hubo unos que me gustaron por sobre todos los demás. Desde luego, “In memoriam”, magnífico, patético, y técnicamente impecable. Mientras le leía (lentamente, paladeándolo para que no se me terminara) pensaba qué harías para darle un desenlace que lo hiciera perfecto. Y lo conseguiste. Esa reflexión final resume todo y lo golpea a uno como lector. “La canción de los pollitos”, maestro, también, como si hubieras estado en el pellejo del hombre que lo vive. “Las calles”, dramático, convincente; “Todos hermanos”… Parece que tendré que mencionarlos a todos. Sigo pensando, Fernando, que eres un gran escritor, y que a ese talento tienes que sacrificarle lo que sea necesario para seguir escribiendo. Sabes aprovechar magníficamente cada minucia de la vida para incorporarla a un contexto rico en vida y verdad.
Para colmo, uno se mete en tus historias y las siente, que es lo que muchos otros que escriben no logran. Cada vez que leo tus relatos, no sólo disfruto del placer de seguirte en lo que vas contando, sino que obtengo lecciones de cómo hacer literatura de calidad. Pienso que, con tus condiciones, aunque hayas tenido que sufrir todo lo que habrás pasado en estos ya más de diez años de vergüenza nacional, fue bueno que te quedaras en Chile, para que pudieras incorporar esa valiosa experiencia humana e histórica a la literatura chilena.

Andrés Sabella, Diario El Mercurio, Antofagasta, 27.05.84
"...Fernando Jerez no es de los escritores para quienes la literatura se practica, solamente, como una forma de vaciar hacia los demás su capacidad receptiva de la belleza o del hallazgo de lo extraordinario de las cosas: es más, mucho más, que esa tan sencilla conducta de satisfacciones. Es un escritor que siente lo que hiere, importa y debe defenderse en sus semejantes. De allí, sin duda, la precisión del título de su reciente libro de cuen­tos: Así es la cosa (Ediciones Cerro Huelén).
Así es la cosa, entonces, en las letras de nuestros días. Así fue la cosa siempre, cuando el hombre-escritor decide no conformar­se con la delectación de las situaciones hermosas y entra, rectamente (en rectitud de espíritu), a las situaciones dolorosas del ser.
Escribe Fernando Jerez entintando en sangre. escribe entre irónico, humorístico y dolido, entre jugando y arrojando fuego (...) corresponde esta cita a su cuento La canción de los polli­tos, que un día será documento. Como Las calles, agua­fuerte de la cesantía en el que aprendemos cómo "la gente pasaba a codazos por su mundo, no les importaba nada (Pág.  73)..."

Hugo Montes,  Diario La Tercera, 18.03.84
"...Son Nueve relatos, en los que hay al mismo tiempo una inmensa ternura y un patetismo hondo, a veces trágico. La temáti­ca, por desgracia tremendamente actual y real, nos inserta en un mundo de gente perseguida y con hambre, sin trabajo, temerosa, torturada. El lector quisiera que todo pasara más rápido, que no hubiera tanto sufrimiento, que no fuera así la cosa. Es lo mismo que desea -suponemos- el autor. Por lo mismo, sin embargo, -de nuevo una suposición- Fernando Jerez se obliga a contar. Sí, el suyo es un libro de denuncia, es un testimonio fuerte contra la maldad y contra la insensatez de muchos hombres, escrito para que prevalezca la otra parte de la Humanidad, esa en que hay delica­deza, encuen­tro, cariño, alegría, amor.

Todo se da en unos seres humanos sencillos, en parejas que se quieren y que desean surgir, en familias que sueñan con dar a sus hijos paz, educación, vida de hogar. Todos nos sentimos representa­dos por ellos. Su fracaso, por lo mismo, es frcaso nuestro. Las dificultades que encuentran parecen salir al frente de nuestros pasos. El haber logrado tal identificación entre personajes ficticios y la personas de carne y hueso que somos los lectores es uno de los mayores aciertos del autor.

El otro gran acierto está en la forma misma de contar. Se recurre constantemente a una suerte de montaje, que permite la coexistencia de los dos momentos ya indicados como constantes de la vida de esta novela: la felicidad diaria y la crueldad que todo lo altera. El sueño, el recuerdo, la nostalgia, la evocación fugaz son rendijas por donde se cuela en los peores instantes la barbarie de la cotidianeidad herida.

Hay algunos cuentos inolvidables, por ejemplo La canción de los pollitos, de una sordidez terrible. El traje, es relato menos patético, más simplemente humano. Pero nos gusta sobre todo, Las calles, que narra la vagancia de tres cesantes que oscilan entre la alegría y la desesperación, entre las posibili­dades que les da la ilusión y la muerte que en realidad los acecha de cerca.

"Jerez no tiene miedo de contar", dice Alfonso Calderón en el prólogo del libro. La aseveración es acertada, porque Fernando Jerez narra con aplomo, con seguridad, con ganas. Y narra bien y con valentía".         

Enrique Skinner, Diario El Mercurio, Valparaíso, 10.05.84
"Sabe sacar de temas cotidianos y actuales (en cualquier lugar del planeta) como la desocupación, los equívocos y la política, muy buenos dividendos, amén de poseer un idioma propio que le permite mezclar sin sobresaltos para el lector, un buen castellano con palabras inventadas o de auténtica jerga popular.

Desde luego posee Jerez un estilo que echamos mucho de menos en una infinidad de autores: la amenidad. es capaz de llevar ágilmente la trama, obligándonos a seguirlo, al margen de que compartamos o no su punto de vista.

Después, notamos sus esfuerzos - no siempre logrados- por tratar los temas al margen de la más absoluta prescindencia política, cualidad que para nuestra constante prédica sobre el particular se nos aparace como digna de ser amplia y profundamen­te emulada, en honor a la verdadera literatura.

Desde el relato que abre la obra, In memoriam, Jerez nos atrapa con la humanidad que se desprende de esta pintura trágicocómica del hombre moderno cuya mujer se destaca por ganar más dinero que él, aunque ello sea posible pasando por encima de todos los valores tradicionales (los que no parecen importar a nadie), pero que terminan causando el desastre final.

El traje
, basado en los anhelos y la vida gris hasta el extremo, de un pequeño funcionario, adquiere en su desenlace final una tonalidad de magnífico relato, que le deberá poner a la altura de nuestros mejores narradores...

Respecto a Paola yo te amaba, se separa del resto por su agudo análisis del despertar de los sentimientos y el atractivo sexual en el varón y el desprecio hacia lo que roto como ideali­zado, se puede lograr fácilmente (...) Para no alargarnos, diremos que Las Calles, relato muy bien enfocado de la crisis mundial de la cesantía, es un enfoque descarnado del deterioro síquico que va sufriendo la víctima y su entorno, con el paso de los días y la inutilidad de sus esfuerzos por ocupar un lugar entre aquellos que reciben (aunque sea escaso) un pago en dinero.

Esta es la misión del escritor y Jerez lo llena ampliamente. Despertar conciencia sobre problemas próximos a su gente y a su medio..."

Hernán Poblete Varas, Diario La tercera, 15.04.84
"Y porque así es la cosa no vamos a encontrar en este libro grandes anécdotas, ni sucesos gloriosos, ni tragedias, ni más llanto y dolor que el preciso y necesario para estos aconteci­mientos, que van inadvertidos junto con la rutina de la vida o la existencia gris de algunos seres que son más personas que perso­najes.

Es una de las sabidurías que muestra Fernando Jerez en estas ocho narraciones de diverso estilo y con el mismo caudal de humanidad. Alfonso Calderón observa en el prólogo que sostiene a estos relatos una clave común que él denomina "el punto de ternura". Efectivamen­te, en las ráfagas casi fotográficas de la prosa por momentos jadeante, que arrastra al lector o lo parali­za, que lo ilumina o desconcierta hasta obligarlo a volver atrás, la ternura, una especie de mirada de amor, se desliza hasta tocar lo íntimo de esos seres medio ocultos en una premeditada niebla psíquica. Pues el autor no los define ni los perfila, ni los desarma para mostrarnos sus interiores mecanis­mos. Los señala, apenas rozándolos. Y ahí están. Ahí está la muchacha de la escalera en Toque de queda. Ahí están los vagabundos cesantes de Las calles. Ahí el enamorado de Paola, el desaforado habitante de La pena más negra, o los tristes medios seres de In memo­riam.

Se podría decir que Fernando Jerez no cuenta y más bien señala. Nada hay en sus relatos de la armazón tradicional y prevista, con sus tres unidades puestas en el debido orden. Fernando Jerez está lejos ya de los andamios y le basta con presentar ante el lector la amplia imagen con las precisas luces y sombras para dar volúmenes y superficies. Finas observaciones puntualizan sus historias y llevan a la realidad tangible.

Así es la cosa
: cuentos hermosos y terribles, y nunca

Ramiro Rivas, Revista Pluma y Pincel, Abril, Mayo, 1984
"Fernando Jerez, autor que empezó a publicar muy joven, Los sueños quedan atrás (1960), Un bachiller extraño (1958), Déjame tener miedo (1971), sorprende por su madurez literaria al publicar la excelente novela El miedo es un negocio (1973)­... Jerez logra a través de la ficción develar la realidad brutal y desquiciadora, ironizando sobre determinados personajes que hemos palpado en diferentes oportunidades, valiéndose de un lenguaje variado, enriquecido constantemente por la mordacidad alienadora, por un constante girar entre la corriente de concien­cia y la narración lineal, respetando y adecuando con acierto el lenguaje a la autenticidad de la anécdota. Bien lo expresa Donoso Pareja : "un escritor de pulso nervioso, veloz, a partir del cual la mano corre fluidamente, como en un vértigo. Y Skármeta dice de él: "Jerez es un narrador al que le duele este mundo, y su libro tiene mucho de alegato. Posee especial olfato para oler sus soledades, sus cobardías..."

Floridor Pérez, Revista Pluma y Pincel, 1984
"Los personajes comparten su recato en el humor y la trage­dia, en la ternura y el absurdo. La situación es tan finamente descrita que se la siente única, irrepetible. Paola yo te amaba es un buen ejemplo de esos relatos en que la ternura, el descu­brimiento del amor y el encuentro a boca de jarro con la desilu­sión se dosifican con la exactitud de un poema. (...)Antes de abrirse de par en par al mundo exterior hay dos cuentos en lo que lo social se mete por la cerradura de la intimidad . Uno es El traje, título exacto, pues él, más que el funcionario al que viste, es quien sufre el ultraje público del apaleo sobre sus finas costuras, los tirones en sus solapas impecables; él es culpable -por no estar en condiciones de cumplir las funciones para las que fue sacrificadamente adquirido- de la frustración familiar y personal de su "amo". Otro título exacto es Toque de queda, por apuntar a situaciones públicas que en nada anticipan la intimidad en que ha de resolverse (...) Las calles parece escrito en nuestras calles de hoy, con esos tres cesantes magní­ficos, pulcros honorables, que no son los de ayer y que, espera­mos, no existirán mañana. La mayor desolación del mundo nos rompe la caparazón de ironía con que se defienden de la desgra­cia. Son realmente personajes de nuestro tiempo (...) Como lector prefiero conservar el sabor, por ejemplo,  de La canción de los polli­tos, en que el lenguaje se exige al máximo, para dar todo el dramatismo de una situación humana totalmente "limpiada" de circunstancias externas, al punto que los mismos personajes pierden materialidad para transformarse en puros agentes de la violencia o el sufrimiento, la crueldad o la resignación. La tortura llega a corporizarse, el diálogo casi desaparece, pero así cumple mejor su papel de simple excusa(...) Un desacostumbra­do realismo -el que consiste en incorporar toda la realidad, sin censura previa de lo increíble, absurdo y hasta irreal que hay en ella- prepara admirablemente a este autor para ser el cronista de un tiempo, el nuestro (...) Narrador auténtico, hábil en la pintura de caracte­res, diestro en la urdidumbre de enredos, Fernando Jerez ha escrito uno de los libros insoslayables de nuestros días. Así es la cosa".

María Eugenia Meza, Revista Paula, 29.05.84
"La cotidianidad, lo común de la vida, lo sorpresivo, lo contingente, el amor, el sexo, la amistad, aparecen barajados por Jerez con soltura, naturalidad y dominio innegable de las técni­cas narrativas.

Destacan de su colección presente, Toque de queda, donde lo insólito se une a la experiencia común y a la ternura de los personajes; Paola, yo te amaba, que devela el mundo erótico de un muchacho adolescente e In memoriam, por la ironía con que el narrador cuenta la extraña historia de su hermano".

Teresa Calderón, Diario La Prensa, Curicó, 13.05.1984
"Los asideros temáticos de la casi totalidad de los cuentos que integran el libro, asoman como un doloroso testimonio de la realidad. Sobresaliente resulta esa palabra que captura una sicología colectiva fundada en el miedo y la sospecha, en la delación como una sombra demoledora y en la ausencia de toda posibilidad de proyectar futuro: objetividades examinadas por el autor y resueltas a través de una hábil disposición de los modos narrativos y de un dominio de las técnicas que en momento lo llevan a alcanzar alturas maestras.

Y vuelve a ser sobresaliente cuando irrumpe en los mundos interiores de sus personajes, hombres comunes, cuyas expectativas se van viendo invariablemente frustradas por esa realidad que no va a transar, sino hasta el exterminio y la aniquilación. Valgan de ejemplo Las calles, El traje, y la insuperable Canción de los pollitos.

Carlos Franz, Diario El Mercurio, 3.06.1984
"Jerez es un hombre de palabras suaves y tonos bajos, de gran calidez humana, como la de sus personajes que transitan y sufren sus cotidianos dolores en las calles de Santiago. Pero al mismo tiempo el autor recalca: "A mí me preocupa sobremanera el lenguaje, el ritmo de la frase y sus cadencias. Pero sin descui­dar los argumentos inmediatos, vitales. Creo que estoy influido como toda mi generación por los novelistas norteamerica­nos de post guerra: Updike, Styron, Mailer, sobre todos...

Para un escritor de gran talento estilístico como Jerez, existe el riesgo de caer en una especie de "idolatrización" del discurso narrativo, a la que han cedido no pocos, enviciados con la experimentación formal. No es el caso de este autor, quien presenta sólidas historias montadas en perfecto equilibrio, sobre textos donde triunfa una consumada habilidad formal..."

Marino Muñoz Lagos,  Diario El Magallanes, 3.06.1984
"Y ahora reasoma con Así es la cosa, libro que ya tiene una primera edición en México.
Así es la cosa contiene nueve cuentos de soprendente lenguaje, distintos escenarios y un generoso enfoque humano que los hace caminar hacia el lector en la sordina de sus temas: el amor, la miseria, el engaño, la esperanza y la muerte. Todo entretejién­dose en una mesurada acción narrativa, que hace de Fernando Jerez un escritor  que atrae sin mayores obstáculos. Este es un don que no debe despreciar de buenas a primeras, porque cuesta alcanzarlo".

Wellington Rojas Valdebenito,  Diario Renacer de Chile
"El autor demuestra conocer muy bien las técnicas de la narra­ción. Para ello utiliza una especie de doble juego, donde sus personajes viven -al mismo tiempo- situaciones antagónicas, lo que le permite contar dos o tres historias paralelas en cada uno de sus relatos.

Entre las nueve historias sobresale Las calles, donde los protagonistas son jóvenes cesantes que deambulan por la gran ciudad en búsqueda de algo para el sustento, más bien, para subsistir. Sus destinos están marcados por la alegría y el desencanto. Sus vidas se desenvuelven entre la ilusión de lograr lo tan ansiado y la posibilidad de encontrarse con un trágico fin, es decir, con la muerte, la que pareciera no querer separarse de ellos... Su obra nos lleva a tener fe en una nueva generación de narradores".

Roberto Rivera Vicencio, Diario Las últimas noticias
"Nunca Chile había podido mostrar un grupo tan nutrido de narradores de exportación: una que otra figura, Edwards o Donoso, pero un grupo entero, nunca.
Este es uno de los motivos para celebrar la aparición del libro Así es la cosa, de Fernando Jerez, Ediciones Cerro Huelén; el otro motivo y el principal es que, al margen de grupos y antiguos méritos, el libro se afirma sobre sí mismo, su litera­turidad no se desprende de ningún manifiesto o principio creativo, sino que surge del lenguaje, en la ficción en que morosamente vamos cayendo.

No es un libro de efectos al "estilo de Poe". Es un libro de lenguaje, de estricta precisión, donde nos atrapa un ritmo creativo que se cierra con la última palabra de cada cuento. Podría mencionarse La pena más negra o In memoriam, pero ya sería adherir a una sensibilidad, y no a la regularidad de todo el texto, del que más bien invitamos a saborear cada frase..."

Ramiro Rivas
"Existen premios literarios que dignifican a un escritor y abanican su ego; otros en que el galardonado prestigia al premio: tal es el caso de Fernando Jerez. Conocedor profundo de las nuevas técnicas narrativas, sabedor, asimismo, que la glorificación de la anécdota en el cuento moderno ha dejado paso a la creación de atmósferas determinadas, al uso y abuso de un lengua­je rico en alternativas, de un narrador-personaje que se compene­tra con el protagonista y adquiere el papel de testigo. Jerez sabe emplear los diferentes "puntos de vista" del narrador, sin caer jamás en el obsoleto narrador omnisciente. Pero el dinámico ritmo narrativo de este autor talentoso, en lugar de "superar los objetivos temáti­cos", logra condicionar el relato redondo, ágil, con adecuado lenguaje coloquial, imágenes inéditas y oportunas, adentrándose en los personajes, en sus angustias y desesperanzas, en sus esporádi­cas alegrías. Porque Jerez es un autor dramático que no busca la anécdota, el tema, para desarrol­lar sus cuentos, sino -haciendo uso de las palabras de David Viñas-: "se trata de escribir de problemas y no de temas, de tópicos. Se está comprometido si se escribe de problemas". Jerez lo, logra a cabalidad.

Cuentos de antología, como La canción de los pollitos, y Las calles, en que la tortura alienadora y la cesantía que denigra al hombre y a la sociedad toda, son tratados con una calidad literaria poco vista en nuestros narradores jóvenes. La ternura y el amor -El traje, Paola yo te amaba, La canción-trabajados con moderación son herramientas que el autor domina con soltura. Con este notable libro de relatos, Fernando Jerez, después de largos once años de silencio, pasa a encabezar la verdadera literatura que tanta falta hacía a nuestro deteriorado mundo editorial..."

Luis Agoni Molina, Diario La prensa, Curicó
"Con este libro Fernando Jerez obtuvo el Premio Municipal de Literatura de la Municipalidad de Santiago. Reafirmando todas sus cualidades anteriores edita Así es la cosa, un conjunto de nueve cuentos que ha obtenido muy buena crítica en Chile y el extranjero, donde ya se le conocía en 1975. ¿Se lo merece? Sin duda. Se  nota que Jerez domina el arte del relato breve. Su lenguaje suelto, certero y hasta desfachatado a ratos, le otorga agudeza y agilidad a sus narraciones. Más aún, en modo alguno es un cuentista al estilo tradicional; sus historias, más que avanzar en forma más o menos lineal, lo hacen casi en forma circular, ampliando un instante o un presente a través de diver­sas percepciones, asocia­ciones y recuerdos que finalmente confi­guran un mundo particular, un momento de la existencia humana afiatada en sus fases más significativas.

Sin embargo, poniéndonos en el lugar del lector común, los cuentos de Jerez, en especial los cuatro últimos, resultan un tanto densos y difíciles de entender. Naturalmen­te, Fernando Jerez no es un cuentista para cualquier lector. Exige más concen­tración y más participación en el receptor; no pretende sólo entretener, sino sobrecoger, pasmar, hacer pensar, sonreír, etc. En este sentido quremos destacar algunos cuentos que a juicio de la mayoría de los críticos, son los que alcanzan mayor altura: Las calles, Paola yo te amaba, La canción de los pollitos, superado sólo por la realidad, In memoriam, etc.

En conclusión, Jerez es un autor todavía joven y seguro -por lo que ha demostrado hasta ahora- alcanzará un sitial de honor en la historia literaria chilena.

Mesa Seco, Diario El Heraldo, Chillán
"Maneja con natural astucia el relato y le saca partido a las situaciones. Su lenguaje es claro, fácil, sin ornamentaciones.

En los nueve cuentos del libro hay una especie de desapasio­namiento por los hechos narrados. El autor no se abanderiza por los acontecimientos, sino que desde una altura como desde el Olimpo, mira lo que ocurre a los pobres humanos. Por eso aparece una cierta ironía y una compasión equilibrada y tierna y de ahí el acierto del título Así es la cosa. Pero curiosamente los cuentos pertenecen a nuestro mundo, son nuestros, de este aconte­cer, y por eso aprecia­mos ese talento para entregarnos toda la vida que brilla o agoniza adentro. Así en Toque de Queda o La canción de los pollitos, Jerez con una literatura en extremo cordial, sin esfuerzo y con el idioma de todos los días, supera la anécdota para ahondar vertientes existenciales.

Así es la cosa
se lee con agrado y emoción. Y Fernando Jerez, precedido de distincio­nes y éxitos literarios, confirma aquí es voz personal, un modo de narrar maduro, sin vacilaciones, entretenido y con hondura psicológica.

Con razón Alfonso Calderón en el prólogo nos dice que "Jerez no tiene miedo de contar, uniéndose a quienes patrocinan un retorno a una modalidad de relato que reincorpore la alegría de narrar..."

Miguel Angel Díaz, Diario La discusión, Chillán, 19.09.1984
"...Vale nombrar en primer término al libro de relatos Así es la cosa, de Fernando Jerez. En dicho volumen se incluyen nueve cuentos de excelente estructura orgánica, destacando el apunte moderno, sugestivo, incitante por lo audaz y oportuno con que se narra, lo cual le confiere una lucida carta de presentación para una lectura amena de moros y cristianos cuando se  tiene por delante un libro por sobre todas las cosas digno de leerse desde sus primeras a sus últimas páginas".

Apir, Diario La provincia, Ovalle, 22.09.87
"...Jerez logró el acuerdo del jurado para merecer en 1984 el Premio Municipal de Santiago en esta categoría la que, desde su instauración en 1934 la Ilustre Municipalidad no lo había conside­rado hasta que después de veinte años, comprendió la necesidad de establecerla.

Este Premio Municipal es una distinción literaria de jerar­quía en nuestro círculo de letras por ser otorgado a los libros ya publicados y, después del Nacional de Literatura, bien se le puede colocar a la altura del asignado por la academia de diez hombres de letras que Edmon de Goncourt designó enfrentando a la Academia Francesa para recibir el legado de su fortuna de cinco mil francos que discerniría a su muerte, en 1986, el Premio Anual, destinado a recompensar un ejemplar de mérito y que, en verdad, ha servido hasta para lanzar a algún nuevo literato.

Así es la cosa
apareció originalmente en México en 1975 y sólo casi a la década posterior fue impreso en Santiago, colocando de este modo su nombre casi paralelo a los de Skármeta, Rosasco y Délano...

Por estas ficciones de Jerez, podemos establecer que es poseedor de un  talento estilístico gracias a sus firmes historias engastadas con un claro equilibrio sobre textos de una acabada habilidad en los que, a menudo usa vocablos creados en base a la pronuncia­ción, como "uiquén", o bien fundamentados en la extensión, por ejemplo "bardotizar", "nuguetear" o "glostorarse"..."

Luis Aguilera, Diario El día, La Serena,
"En Así es la cosa, Fernando Jerez logra que sus ideas y conceptos se expresen por sí mismos a través de los sentimientos de sus personajes y de las descripciones. Ceo que cuando el lector se va introduciendo en el libro, página a página, cuento a cuento, lo puede captar claramente. De esta forma nos encontramos con una literatura que se expresa con vigor y originalidad a lo largo de todo el libro.

Entre los nueve cuentos del presente volumen debemos mencio­nar: La canción de los pollitos, Paola yo te amaba, Todos herma­nos, Toque de queda e In memoriam.

La estructura del libro está perfectamente equilibrada. Se percibe en su lectura un realismo sicológico en su fondo y una construcción asombrosa en  donde intenta atrapar la vida metropo­litana y que, sin duda lo obtiene, como al mismo tiempo una armonía perfecta.

De igual forma es preciso decir que si bien los medios metropoli­tanos en este libro son sus predilectos, y que los contextos se pormenorizan en este marco, la construcción y la técnica advertida en sus cuentos son siempre diferentes. La obra que comentamos está en la línea de la mejor narrativa en este género, por el conocimiento cabal de los argumentos escogidos y la habilidad en que los narra. Por todo esto, Fernando Jerez se ratifica una vez más como uno de los escritores prestigiosos y de mayor trascendencia de la literatura de nuestro tiempo y nuestro país".

@ 2005
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