Entrevistas


Un hombre que escribe porque le da la gana

El nieto del miedo


Fernando Jerez lanza una novela ambientada en el final de la UP

Así es  la cosa”: apareció Fernando Jerez
Con un libro y un premio


“Quedarán los que tienen que quedar”

Así son los escritore
s

“Como un boxeador que se levanta
y sigue haciendo su tarea”


Poli Délano/Fernando Jerez, la marca del exilio


Primera Línea
11 de Enero - 2002
por Fabiola Flores C.




Fernando Jerez: "No hay mejor forma de
enfrentar el futuro que mirar el pasado
"



En "Himno Nacional" su última novela, el escritor chileno invita a un paseo por las mentes de distintos personajes que vivieron en forma particular la época del régimen militar. Sólo una vez sus aisladas vidas coinciden, en un momento que es parte de la memoria histórica del país.

"Sobre la multitud caían los vigorosos rayos que aún quedaban al sol de marzo de 1985. Como todos los miércoles, los activistas iniciaron la protesta que consistía en cantar la canción nacional justo cuando tocaban campanas en la Iglesia Catedral...". Son palabras simples y llenas de historia que comienzan a internalizarnos en la historia narrada en "Himno Nacional".

El escritor nacional Fernando Jerez, autor de este libro, habla con propiedad en su novela, pues él era parte del grupo que cada miércoles se reunía en la Plaza de Armas a interpretar el canto patrio como una forma de manifestación. Ahí comenzó a observar a los agentes de Estado que vigilaban con miradas penetrantes y comenzó a tratar de explicarse el motivo de sus acciones.

Centrada en la vida del pintor Vinicio, "Himno nacional" va más allá y explora el mundo de los torturadores. Los incluye a todos en el mismo contexto pero sin relacionarse, e indaga en los motivos y causas por las que cada uno participa y es parte de un periodo fundamental de la historia del país. Jerez escarba y explora el mundo sicológico de estos torturadores y la vida de este pintor que sin falta acude a la cita de cada miércoles.

Si bien no hay una alusión directa, Vinicio tiene el alma del publicista Santiago Nattino, el militante del partido Comunista que el 30 de marzo de 1985 apareció ejecutado al norte del aeropuerto Arturo Merino Benitez, junto a Manuel Guerrero y José Manuel Parada. La cercanía del escritor con Nattino hizo que la novela (que empezó como un cuento pero tomó otro rumbo) se escribiera enmarcada en estos traumáticos hechos pero adquiriera vida propia.

Así es Jerez. No puede abstraerse de los hechos sociales y sus novelas tienden a reflejar los convulsionados días que se vivían en el Chile posterior al 70, luchando por la libertad y la democracia con la palabra como su fiel acompañante.

"...Es la copia feliz del edén... Cantaban con rabia y con pena, a sabiendas que el himno había envejecido, y en los tiempos actuales aquel verso era tan falso como la sonrisa del autócrata".

-¿Cómo se gesta "Himno Nacional"?

-La idea es de esos días en que ibamos a cantar la canción nacional a la Plaza de Armas. Ahí me encontré algunas veces con Nattino, que también participaba. Fue la última vez que lo vi. Posteriormente se me ocurrió la idea de escribir un cuento de su historia, pero a medio camino se me desbandó el plan y comenzaron a surgir personajes con características bien propias que me llevaron a extender el cuento y pasar a una novela.

-¿Pero el eje de la novela es la historia de Vinicio quien representa a Nattino?
-Él y la relación con los otros personajes. Nattino era mi amigo, pero no quise hacer una alusión directa por respeto a los hechos. Es una novela, está su alma, pero también está llena de cosas que
son mías y el personaje se independiza, cobra una vida propia.

-¿Cómo surguen los otros personajes y quiénes son?
-Son cuatro individuos (miembros de la CNI) a los cuales les han encargado vigilar este cuento de las manifestaciones. Cada uno tiene una vida detrás, son seres comunes y corrientes, no nacieron torturadores sino que la vida los colocó ahí. Yo digo en la novela -y lo sigo sosteniendo- que durante la dictadura no sólo son víctimas los perseguidos sino también los agentes, los torturadores y muchos funcionarios públicos que se comportaron indebidamente. Ellos también son víctimas de la dictadura. No sólo los detenidos desaparecidos, los fusilados, exonerados, exiliados, sino también hubo muchas víctimas dentro de sus filas, que iban por un carril normal y de pronto se desvían; las circunstancias, el destino los lleva a cometer estos atroces delitos.

-Un hecho que hizo cambiar el sentido de sus vidas...
-En la novela me remito a la historia de gente común que se ve de pronto ejerciendo un oficio, seguramente, para el cual no nacieron.

-En Himno Nacional mantienes la línea característica de narrar hechos enmarcados en el contexto de la dictadura.
-Es muy difícil sustraerme de los acontecimientos diarios. Mi Enviar imaginación vuela, corre, sufre y se transforma elaborando situaciones conforme a los hechos que se están viviendo. Mi cabeza explota con situaciones que, me imagino, pudieron ser o son; otras veces recojo la experiencia diaria que me ha tocado vivir.

-¿Están tus vivencias personales plasmadas en el libro?
-Hay un poco de lo que viví, cómo lo observé y de cómo la vivieron otros también, porque todos los personajes son pedacitos de mucha gente. Los personajes son verdaderos en la medida que tienen corazón, que tienen órganos que pertenecen a mucha gente, son seres que se conforman de pedacitos de otros seres.

-¿Los agentes de la novela son personas que conociste y en las cuales te inspiraste o son ficticios?
-Yo diría que los personajes en su mayoría son reales. Estuvieron por lo menos en las situaciones y en cierta medida existieron.

-Tomar como contexto el tema de la dictadura ¿no está un poco "repetido"?
-Al contrario, yo creo que uno de los grandes castigos que va a recibir la dictadura es que no se va a terminar nunca de hablar de ella, de escribir, de cantar, de componer, de danzar, de hacer pintura; todos alrededor de estos hechos atroces y traumáticos. Como en otros acontecimientos del mundo, no hay un agotamiento del horror, éste tiene tantos matices que tu recreación va a ser siempre interesante.

-Pero te insisto, no es un tema ya agotado...
-No. Como tampoco se agotan los temas de las guerras mundiales, de los hechos traumáticos ocurridos Vietnam, de las dictaduras latinoamericanas atroces e incomprensibles para una persona
civilizada... o la guerra de los Balcanes. Son hechos que cada día están dando inspiración a la gente que se horroriza cuando ve atisbos a diario de que se pudieran repetir estas cosas.

-Y en Chile ¿puede ocurrir nuevamente?
-La historia va pasando de tal manera que pareciera una película rotativa. Se vuelve a dar una función que uno creyó haber presenciado por única vez en la historia. Por eso no es un tema agotado, todo va en las distintas miradas que se le de; el lenguaje tiene que ser distinto, las herramientas de comunicación van variando muy rápidamente con el desgaste del entorno.

-La mirada distinta de Himno Nacional ¿es la historia desde sus protagonistas?
-La historia no la cuenta el escritor ni el narrador, sino que los personajes a través de sus propias acciones y vivencias las que van conformando este telón de fondo que es la historia, el momento histórico que ellos viven. Lo que me propuse fue dejar que los personajes fueran construyendo la historia, que estuvieran lo más alejados de mí, incluso hay ciertas miradas críticas, vistas por algunos personajes, al período de la Unidad Popular y estos puntos de vistas no se pueden privar, deben tener plena libertad para describir lo que estaba aconteciendo.

-Entones el tema del olvido y la reconciliación es un hecho imposible para Fernando Jerez
-No se puede olvidar, en absoluto, jamás. Yo creo que no hay mejor forma de enfrentar el futuro que mirar el pasado para saber lo que no hay que hacer ni repetir en el futuro. Esa forma de olvidar a mí me parece que no corresponde a un espíritu que le haga bien al país, que le haga bien a la humanidad. Creo que estas visiones a través de juzgamientos, de actitudes de países extranjeros respecto de lo acontecido en Chile, le hace bien a la humanidad, enorgullece a esos países que ayudan. Si no, esto sería... lo hicimos y lo vamos a repetir y vamos a seguir matando y escondiendo cadáveres y nadie va a saber nunca nada. Eso no puede volver a pasar.

 

 

 
 

@ 2005
Diseñado por Francisco Jerez