Entrevistas


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El nieto del miedo


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Así es  la cosa”: apareció Fernando Jerez
Con un libro y un premio


“Quedarán los que tienen que quedar”

Así son los escritore
s

“Como un boxeador que se levanta
y sigue haciendo su tarea”


Poli Délano/Fernando Jerez, la marca del exilio


Revista Crisis, Buenos Aires, ArgentinaMayo 1988

Por María Copani

Poli Délano/Fernando Jerez, la marca del exilio

-¿Cómo caracterizan ustedes, a la luz del tiempo transcurrido, a la generación que integran?
Poli Délano: La nuestra es la que en un tiempo se llamó generación novísima y es la que sucede a la generación del '50, la de Donoso, Edwards, Lafourcade. La década del '60 es, diga­mos, la que "nos pertenece". Yoedité mi primer libro en el '60, Fernando Jerez en el '59 o '60, Skármeta en el '65. En fin, es la década en que salen nuestras primeras obras, que señalan una ca­racterística de grupo con marcadas diferencias con respecto al grupo anterior.
-¿Cuáles fueron sus principales diver­gencias con la generación del '50?
P.D.: La generación del '50 fue muy excluyen­te. Yo no la considero una generación. En cuanto a la agrupación de nombres que tienen las antologías del '50, dejaron afuera a un montón de escri­tores que tenían la misma edad, pero otras concep­ciones ideológicas y estéticas. Lo que se llama "la generación del 50" es un grupo de escritores que se autodefinieron en cierta medida como apolíticos, queriendo romper las líneas de la genera­ción anterior, que era una generación comprometi­da porque tuvo la influencia directa de la guerra civil española, de la instauración del fascismo en el mundo, de los frentes populares. Esta genera­ción -la del 38--- tuvo una fuerte tendencia a la protesta, a lo que se llama literatura social. En cambio, la generación del '50 se define por lo con­trario, por una cierta indiferencia hacia lo que o­curre en el contorno. Nuestra generación retoma de alguna manera la línea del '38, pero con nuevas características estéticas, con nuevas formas estilís­ticas.
Fernando  Jerez: Nuestra literatura emerge en forma sólida en los años `70. Todos estamos publicando ya en grandes tiradas y en grandes editoriales durante el gobierno de la Unidad Popular. Nos toca vivir un tiempomuy turbulento. Hasta a­quel momento, nos habíamos sentido, creo que to­dos, en la tentación de indagar en la experimenta­ción formal, en romper con el formalismo añejo y la temática indiferente, dirigida más bien a la alta burguesía chilena, de la generación del '60. Pero esa ambición, que es propia de casi todas las ge­neraciones y de casi todos los escritores, se rompe en nosotros abruptamente frente a una realidad a­vasalladora, que es la que nos toca vivir en los a­ños de Allende. Casi todos los escritores de nues­tra generación adhieren entusiastamente al progra­ma y participan no solo mediante su literatura, si­no también activamente en los trabajos a que convoca esta nueva situación.
-¿Cómo afronta esta generación el golpe?
P.D.: Es casi una generación exiliada. De nombres más relevantes, quedaron en Santiago sólo dos: Femando Jerez y Ramiro Rivas, que tuvieron un silencio de diez años dentro del país. Nadie supo de ellos. Es decir que no se dedicaron a publicar, si bien seguían escribiendo. Luego otros miembros de este grupo generacional permanecieron en Chile porque estuvieron muy satisfechos con el cambio de gobierno y de alguna manera apoyaron a la dictadura, si no en declaraciones, con actitudes de “dejar pasar”. Y hay otro número de escritores que salieron de Chile. Yo fui después del golpe y regresé once años después cuando tuve un permiso para ingresar al país, que me había sido denegado todo el tiempo.
-Con sus libros editados tu Chile, ¿se percibe una mayor elasticidad, mayores probabilidades para el trabajo literario?

Fernando Jerez: En 1983 se produce un fenómeno muy interesante en Chile. Hasta ese año, hay censura previa de libros. Ningún libro se podía editar sin haber obtenido previamente un "vino buen”' que se denegaba ante cualquier conflicto. A partir de 1983, se produce un pequeño intento de apertura política que se traslada a la literatura. En ese año yo publiqué entonces un libro que ya había edita­do en México. Y ese libro ganó el Premio Muni­cipal de Literatura, siendo yo un escritor absoluta­mente disidente. Al año siguiente, Poli Délano ga­nó el Premio Novela de la Municipalidad de San­tiago, que es un premio de un organismo oficial y el segindo en importancia de los que se otorgan en Chile.
P.D. Es un premio anual… era un premio anual. Ya no se da, porque de pronto los ganadores de los premios empezaron a ser cuestionados por las propias autoridades, porque empezaron a copar espacios que el oficialismo no quería ceder. Entonces, suspendieron los premiso, lisa y llanamente…
Fernando Jerez:   Yo quisiera aclarar algo que aparece extremadamente contradictorio. En la Feria del Libro de Santiago (mucho más chica que la de
Buenos Aires) participan todas las editoriales y es un espacio absolutamente libre. A cualquier visi­tante extranjero que oyera lo que se dice en los discursos y las presentaciones le daría la impresión de estar en un país libre. Después llega gente
al “stand”  y "fírmemelo rápido, por favor, que tengo miedo". La Feria de Santiago es una islita, un espacio libre, ganado por los escritores. Sin embargo, en las ferias que le siguen en importancia, la de Viña del Mar y la de La Serena, hemos sido sistemáticamente vetados, excluida toda la editorial. Es tan regados también los espacios tele­visivos. Es una situación contradictoria: por un lado nos presentamos en los espacios públicos, en los teatros y por otro lado somos marginados.
P.D.  Esta flexibilidad  se debe a que, por un lado, las demandas por la democracia, que son muy masivas, multitudinarias, van ganando espacios. Cuando se deroga la ley de censura, no es por una voluntad neta sino por la lucha de la oposición que ha ido ganando terreno paulatinamente. Y en segundo lugar, en nuestro terreno específico, sucede porque siempre hay editores que son arriesgados, que no actúan por el temor.
-Volviendo al viejo tema de las generaciones, ¿qué tendencias observan entre los nuevos narradores, los que vienen detrás de ustedes?
P.D. Hay una antología que apareció y que, si bien no es perfecta –ninguna antología suele serlo-, aborda el nuevo cuento chileno, la gente que anda entre los 24 y 35 años. Se llama Contando el cuento y la hicieron dos narradores jóvenes. Las tendencias que se observan son, en general,, hacia un realismo más bien controlado.
-¿Autocensurado?
P.D. No me refiero a eso. Digo “controlado” porque no es un realismo del viejo estilo ni un realismo fotográfico. Se advierte la influencia de los grandes narradores latinoamericanos de las últimas décadas que han terminado con algunos vicios y malas costumbres de la literatura anterior. Se ve que ésta es una generación que leyó a Cortázar. Y entre los “viejos” de esta generación también hay escritores que se ve que nos leyeron a nosotros. Pese a que no tuvieron diálogo con nosotros porque no estábamos ahí, hay una línea de unión entre los más “viejos” de esta nueva generación y nosotros.
Fernando Jerez: También hay un movimiento extraordinario de la poesía joven chilena. Hay una emergencia de voces jóvenes obligadas a recrear un lenguaje. Partiendo de una autocensura, pero con una gran libertad interior, llegaron a una explosión imaginativa y lingüística extraordinaria. Y ellos pudieron comunicarse más que los narradores, en parroquias, en pequeñas salas de poblaciones, en poemas publicados en gacetillas.
María Copani

Fernando Jerez nació en 1937. Publicó las novelas El miedo es un negocio, editada también en Alemania, Así es la co­sa, y Un día con su excelencia.
Poli Délano nació en 1936. Actual presidente de la Sociedad de Escritores de su país, cuenta con una extensa obra publica­da. Se destacan entre otros títulos: Sin morir del todo, Cambalache, Dos lagartos en una botella, Cambio de máscara y En este lugar sagrado.




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