Entrevistas


Un hombre que escribe porque le da la gana

El nieto del miedo


Fernando Jerez lanza una novela ambientada en el final de la UP

Así es  la cosa”: apareció Fernando Jerez
Con un libro y un premio


“Quedarán los que tienen que quedar”

Así son los escritore
s

“Como un boxeador que se levanta
y sigue haciendo su tarea”


Poli Délano/Fernando Jerez, la marca del exilio


“El Mercurio”, 31 de Octubre de 1993
Por Pedro Pablo Guerrero.



Fernando Jerez
“Soy un lector de diccionarios”

Con una pluma forjada en la narrativa breve –perteneció a un taller de cuentos conducido por Manuel Rojas- Fernando Jerez lanzó este año su tercera novela: “Temprano despunta el día” (Atena-Galinost), rompiendo así un silencio de cinco años, desde la publicación de “Un día con Su Excelencia”, libro que alcanzó varias ediciones en Chile y en España.

Cuesta reconocer en Fernando Jerez (56 años, técnico en comercio exterior) al autor de Temprano despunta el día. Instalado en el tercer piso de su acogedora casa de Ñuñoa –en un estudio donde conviven una nutrida biblioteca, un computador y varios afiches con las portadas de sus libros anteriores- casi se olvidan los personajes de su última novela, golpeados por los remordimientos, la humillación y la incertidumbre.
Con una voz algo cohibida pero invariablemente cálida, asegura que la literatura se ha convertido para él en una actividad absorbente:
-Me falta tiempo para dedicarle. He conseguid algo muy difícil: la alegría de escribir. Yo no salgo a ninguna parte. Me llegan invitación y no se qué hacer con ellas. Escribir me emociona tanto que cada día que pasa siento más la urgencia de seguir haciéndolo.
Ni siquiera en las temporadas de descanso se desvincula completamente de su vocación:
-Soy un lector de diccionarios. Cuando voy a la playa siempre llevo alguno para memorizar nuevos términos. De allí que muchas veces dote a mis personajes de palabras poco comunes, cosa que algunos me han reprochado pero que yo cosidero perfectamente legítima. El lenguaje es muy importante para mí.
Jerez está consciente de los tintes autobiográficos presentes en su última novela –como protagonista él fue exonerado luego del 11 de septiembre y ganó un insólito juicio por “despido arbitrario”-, pero aclara que se trata de una realidad alterada:
-Asumiendo que toda literatura es ficción, el escritor es un depredador que va tomando materiales de la realidad circundante. Esto hace de la literatura una mezcla de experiencias.
Aunque a estas alturas de su carrera ya se siente capacitado para abordar cualquier tema, reconoce que hasta el momento ha realizado una literatura más bien “arriesgada, anticomercial y contingente”.
-He buscado trascender  eso pero me ha tocado vivir momentos muy difíciles. Siempre he tratado de explorar, de ser un estudioso, de innovar en la literatura, pero ni mi sensibilidad ni las circunstancias históricas me lo han permitido.  Sufro mucho con lo que pasa, no puedo desligarme de la realidad. Si hay algo que verdaderamente me molesta es la prepotencia. Esa es mi única bandera.
Y agrega:
-Recién ahora tengo la tranquilidad y la distancia suficientes para retomar mi vocación primitiva.
Enfrascado hoy en prolijas investigaciones de historia y economía para terminar una novela “diametralmente distinta a las anteriores”, donde reflexiona acerca de la relación entre las personas y el dinero, Jerez adelanta que se desarrolla en torno a dos períodos de la vida nacional, los años 1919 y 1939.
-Más que de lenguaje, mi próxima novela ha requerido una exploración social y de ambiente. Pienso que hoy en día al escritor se le vuelve a exigir un trabajo exhaustivo de investigación. ¡Un autor no puede hablar de amor en un libro, sin interiorizarse profundamente de lo que es el amor!
Corrector metódico e implacable de su propia obra, Fernando Jerez no olvida, sin embargo, el valor que los sentimientos ocupan en ella:
-A veces se ha dicho que mi literatura es muy amarga, pero yo en mi vida soy alegre y tengo una visión optimista de todo. Incluso en las situaciones más negativas, creo que siempre queda una luz de esperanza. La amistad ha sido eso para mí. Cuando quedé cesante, tuve un amigo que me llevaba a almorzar a la casa de su familia. Conocí así a gente maravillosa y humilde. Esa experiencia está muy presente en mi novela.

 

 




 

@ 2005
Diseñado por Francisco Jerez